En este trabajo se aplican, mediante el uso de Sistemas de Información Geográfica, dos modelos estadísticos en la evaluación de la susceptibilidad del terreno a la ocurrencia de flujos de detritos, la relación de frecuencias (Fr) y la regresión logística. El área de estudio comprende un sector de Cordillera Frontal y de Precordillera Occidental a los 30°S de latitud media. Se crearon mapas de elevación, pendiente, insolación, orientaciones, estratigrafía y un inventario de flujos de detritos. Este último, a partir de la interpretación y análisis digital de fotografías aéreas e imágenes satelitales. La estratigrafía fue obtenida a partir de cartas geológicas preexistentes. Las pendientes, orientaciones e insolación fueron calculadas, a partir de un modelo digital de elevaciones. Los mapas de susceptibilidad generados han sido reclasificados en cinco categorías: muy baja, baja, moderada, alta y muy alta. Finalmente, estos mapas, fueron validados espacialmente y como resultado se observa que el modelo Fr predice mejor (82,71%) que la regresión logística (75,64%) para las clases alta y muy alta.
INTRODUCCIÓN
Un flujo de escombros es un flujo de mezcla de sedimentos y agua que actúa como un fluido continuo impulsado por la gravedad, y que alcanza una gran movilidad a partir del espacio vacío ampliado y saturado de agua o lodo (Takahashi, 2007) que es. Los flujos de escombros son ampliamente reconocidos como uno de los procesos geomórficos dominantes en la Andesis Central y están fuertemente correlacionados con las tormentas fuertes o prolongadas, a menudo en asociación con el intenso deshielo. Los flujos de escombros causan pérdidas de vidas y propiedades y daños a los recursos naturales, además de obstaculizar proyectos de desarrollo, como carreteras y líneas de comunicación. Dado que la zona de estudio está poco poblada o, en la mayoría de los lugares, deshabitada, estos sucesos apenas se han documentado y rara vez causan daños materiales. Sin embargo, la mayoría de los pequeños pueblos del Departamento de Iglesia (Figura 1) están situados aguas abajo de las cuencas de los Andes Frontales (Malimán, Colangüil, Angualasto) o de los Preandes Occidentales (Buena Esperanza). Estos pueblos han sufrido inundaciones repentinas y flujos de escombros durante todos los periodos estivales, lo que ha provocado daños materiales y varias víctimas, como lo demuestran los eventos ocurridos, por ejemplo, durante los sucesos de 1913, 1944 y 2007 (Angualasto, Buena Esperanza y Malimán). La morfología alargada de las principales cuencas, sumada a su importante desnivel (que favorece el rápido escurrimiento), son las variables más importantes que controlan la generación de caudales.
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