Siembra

Bogotá D. C., abril de 2013 - Agencia de Noticias UN- Una investigación del Departamento de Historia de la UN indaga sobre la sostenibilidad de sistemas agrícolas históricos en tres espacios de producción de café y azúcar de Guatemala y Colombia.

¿Cómo mantenían los antiguos agricultores la fertilidad del suelo mientras cultivaban la misma tierra por décadas y siglos? ¿Cómo transferían energía y nutrientes a través del paisaje para fertilizar los cultivos? ¿Cómo estructuraban los paisajes (praderas, pastos, bosques) para alimentar a sus comunidades asegurando productividad a largo plazo y beneficios?

Todas estas preguntas guían el estudio, que es liderado por la profesora Stefanía Gallini y desarrollado por un equipo conformado por tres estudiantes de posgrado en Historia y en Medioambiente y Desarrollo y una coinvestigadora de la Pontificia Universidad Javeriana.

Ellos trabajan de forma mancomunada con un grupo de investigadores españoles, canadienses y austriacos que estudiarán, a su vez, sistemas agrícolas de sus respectivos países. Es de destacar que trabajan profesionales de ciencias ambientales, economía histórica, demografía, agronomía, ecología del paisaje y edafología.        

La investigación en historia ambiental, que empezó durante el año 2012 y se proyecta hasta el año 2017, es financiada por el Social Science and Humanities Research Council (SSHRC) de Canadá y se titula: “Sistemas agrícolas sostenibles: metabolismo socioecológico de largo plazo en la agricultura occidental”.

Según explica la profesora, la manera como la agricultura occidental ha enfrentado los retos de la sostenibilidad ha cambiado durante los últimos tres siglos. Y es que, en la transición de la tradicional a la industrial, la producción y las utilidades se han expandido, pero las funciones ecosistémicas se han degradado, con lo cual —siguiendo a Gallini— se ha amenazado a largo plazo la sostenibilidad.

“Nosotros queremos ver los detonantes de esta transición, explorando las razones por las cuales esta ocurrió en diferentes lugares y épocas”, puntualiza la investigadora.

Para eso, el estudio se centra en las haciendas cafeteras de Guatemala, así como de las productoras de azúcar del Valle y de la Sabana de Bogotá, desde finales de la Colonia hasta el comienzo del segundo milenio.

Un método entre ciencias sociales, economía y ecología

La metodología que los investigadores están empleando es la del metabolismo socioecológico, un enfoque novedoso de ciencias sociales y economía ecológica que considera los sistemas agrícolas como ecosistemas y mide los flujos de energía y nutrientes del suelo a través del paisaje.

Los investigadores miden balances de nutrientes y de materiales a escalas espaciales y temporales diversas. Gallini explica que el sistema (una ciudad, hacienda o condado) recibe flujos (de agua, energía, aire, etcétera) que se cuantifican para tratar de entender si ese sistema fue sostenible y hasta dónde llegaban sus posibilidades materiales de perdurar en el tiempo.

Para el caso latinoamericano, el proyecto estudia este fenómeno en las haciendas cafeteras de Guatemala —en donde ya se desarrolló parte del trabajo de campo y de archivo—, las haciendas azucareras del Valle y las áreas productoras de alimentos y materiales de la sabana que colinda con Bogotá, especialmente en el periodo de fines del siglo XVIII y el último tercio del siglo XX.

“Queremos pensar de manera innovadora las transformaciones de las relaciones entre la Sabana y Bogotá, así como las del Valle, en donde la agricultura de la gran plantación azucarera ha construido todo un modelo de desarrollo”, afirma Gallini.

Y agrega que la investigación es una contribución al conocimiento agrario, así como a la historia ambiental latinoamericana, que busca comprender las cambiantes relaciones entre naturaleza y sociedad en el tiempo. Un enfoque que, sin duda, el país y el planeta necesitan.