Bogotá D. C., julio de 2013 - Agencia de Noticias UN- En la Sabana de Bogotá, por ejemplo, para hidratar los cultivos de flores se utilizan unos 19,3 millones de metros cúbicos de agua por año, según señala Yullayma Esmeral, magíster en Ingeniería Agrícola de la Universidad Nacional de Colombia.
Ella cuenta que es habitual utilizar el fertirriego, una mezcla de grandes cantidades del líquido y fertilizantes, que llegan al ecosistema por acción del drenaje natural.
La ineficiencia se debe a que, en gran medida, este sistema sigue prácticas tradicionales que consisten en suministrar a las plantas dosis de fertirriego uniformes y sobrestimadas, pues no tienen en cuenta el sustrato en que está sembrada y la etapa de crecimiento (estadio fenológico) en que se encuentra.
Con estas premisas, la investigadora examinó cómo los cultivos pierden humedad (algo llamado análisis de evapotranspiración –ET–). Así, estableció que los sustratos de cascarilla de arroz quemada y fibra de coco requieren menor cantidad de agua. Además, propuso un método para calcular la cantidad diaria del líquido necesaria.
La ET agrupa dos fenómenos naturales: la evaporación y la transpiración, procesos diferentes, pero físicamente similares, que son muy complejos de medir por separado.
“Calcular estos factores es una estrategia muy útil para estimar las necesidades hídricas del cultivo y programar el riego”, asegura.
Sustratos, una tendencia
Esmeral evaluó tres tipos en un cultivo de rosas de la variedad Charlotte: 100% de cascarilla de arroz quemada (denominada 100CAQ); 65% de cascarilla (65CAQ) más 35% de fibra de coco; y 35% de cascarilla (35CAQ) más 65% de fibra. Para ello, efectuó nueve repeticiones por cada tipo.
“La mayoría de los cultivos en la Sabana de Bogotá se produce en suelo. Sin embargo, en los últimos años, se ha incrementado el área en materos. Esta tendencia obliga a empezar a conocer las demandas hídricas de la siembra en invernadero y en contenedores”, afirma.
La experta llevó a cabo registros diarios del volumen de riego suministrado al cultivo, del drenaje evacuado y de la humedad del sustrato de cada contenedor durante un periodo de 75 días. Además, una estación meteorológica ubicada dentro del invernadero proporcionó datos del clima (como radicación solar y temperatura del aire).
De ese modo, determinó que la evapotranspiración real (ETc) –cantidad de agua que efectivamente es utilizada por el cultivo– es de 4,64 milímetros cúbicos al día (mm/día) si se usa el sustrato 100CAQ; de 3,70 mm/día, con el 65CAQ; y de 3,80 mm/día, con el 35CAQ.
Esto le permitió establecer que existen diferencias significativas de evapotranspiración según el tipo de sustrato empleado. Así las cosas, la recomendación es emplear los que tengan fibra de coco.
Durante 75 días, la rosa pasa por ocho estadios fenológicos, antes de ser cortada: primordio, arroz 1, arroz 2, arveja, garbanzo, chorote, rayar color y corte. Y se sabe que en cada uno de ellos las necesidades hídricas varían.
Para establecer el consumo diario del recurso, Esmeral precisa que “es necesario determinar el coeficiente de cultivo (Kc), que se define como la relación entre la evotranspiración real (ETc) y la potencial (ETo)”.
Lea el artículo completo en UN Periódico n.º 166: www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/uso-eficiente-del-agua-aumenta-rentabilidad-de-las-rosas.html
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