Mauricio Quevedo Pantoja, ingeniero agroindustrial de la Universidad Nacional, desarrolló un estudio en el que comparó un sistema de producción tradicional con uno silvopastoril. En su análisis encontró que este último no solo es mejor en términos de calidad, sino que además es económico y sostenible.
Los sistemas silvopastoriles son una modalidad de agroforestería que combina los forrajes para la ganadería con árboles y arbustos. Estos incluyen pastos mejorados con alto vigor y productividad.
Esta observación es de importancia para los ganaderos porque mediante dicho sistema, en este caso con el botón de oro, ahorran dinero en fertilización de síntesis química y no impactan el medioambiente de forma negativa.
Aunque se trata de un tema abordado en otras latitudes, el aporte del trabajo de maestría realizado por Quevedo consistió en el manejo de una metodología basada en redes neuronales artificiales (RNA), paradigmas de aprendizaje y procesamiento automático que tratan de simular el funcionamiento del cerebro y que se operan mediante el software Matlab.
Para su desarrollo utilizó materia seca, energía, proteína, cenizas y fibra detergente neutra como variables de entrada. Como variables de salida recurrió a la grasa y la proteína de la leche.
Las variables fueron analizadas en el pasto estrella (Cynodon plectostachium), utilizado en el sistema tradicional, y en el arbusto botón de oro (Ranunculus bullatus L.), propio del sistema silvopastoril y que también es un agente diferenciador, ya que usualmente se trabaja con leguminosas como la Leucaena.
Según el joven investigador, es necesario entrenar a las RNA introduciéndoles datos la mayor cantidad de veces posible, para que los resultados sean más acertados. El entrenamiento de las redes dependerá de la complejidad del fenómeno que se esté estudiando.
Como resultado de la investigación se tiene que la calidad de la leche, representada en valores de grasa y proteína, fue mayor con la utilización del arbusto botón de oro, pues se obtuvo un 3,8 % de grasa y un 3,2 % de proteína, mientras que con el pasto estrella estas cifras fueron de 3,6 % y 3,1 %, respectivamente.
Asimismo, el estudio permitió estimar, con cierto número de redes, los valores aproximados de cada uno de estos factores.
“Es decir, a través de ellas se pueden predecir estos valores sin necesidad de tomar muestras directas de la leche”, explica el ingeniero Quevedo.
También hace énfasis en que para el ganadero común, la aplicación del proyecto no genera grandes costos, ni requiere conocimientos especializados, al menos en lo que a la parte del sistema silvopastoril se refiere.
Quevedo espera que los resultados de su tesis de maestría, bajo la dirección del profesor Ricardo Malagón de la U.N. Sede Palmira, empiecen a implementarse en Alquería, la empresa para la que trabaja y que lo motivó a proponer soluciones en este ámbito.
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