El 91% de los ciudadanos encuestados a nivel mundial desconoce que la manera en la que comemos, producimos y desperdiciamos los alimentos es la mayor amenaza a nuestro planeta, de acuerdo a un nuevo estudio publicado hoy en el Día Mundial de la Alimentación por WWF. El sistema alimentario es el mayor consumidor de recursos naturales y emisor de gases de efecto invernadero. A pesar de usar el 34% de la tierra, consumir el 69% del agua, y ser la principal causa de deforestación y de la pérdida del hábitat, un tercio de todos los alimentos producidos no se consumen. El sistema alimentario es responsable de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, de estos, un tercio provienen del desperdicio de alimentos.
La encuesta revela una preocupante desinformación entre los jóvenes: el 11% de las personas de entre 18 y 24 años no considera que el sistema alimentario constituya una amenaza para la naturaleza, y un 40 % estima que el impacto no es significativo. Solo las personas mayores de 55 años tienen una mayor falta de conciencia sobre el tema.
“La buena noticia es que podemos hacer que el sistema alimentario funcione para las personas y la naturaleza. Si los alimentos se producen de manera más sostenible, se distribuyen de manera justa y se consumen de manera más responsable, podemos alimentar a todos sin destruir más bosques, ríos y océanos. Necesitamos aumentar la conciencia de la gente sobre el origen de los alimentos y cambiar nuestros comportamientos para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sistema alimentario ", afirma João Campari, Líder del Programa de Alimentos de WWF Internacional.
La encuesta realizada a 11,000 personas fue encargada por WWF y efectuada por YouGov en Australia, Brasil, Colombia, India, Indonesia, Malasia, los Países Bajos, Sudáfrica, el Reino Unido y los Estados Unidos. Estos países tienen su seguridad alimentaria amenazada por daños a la naturaleza ocasionados través de la producción, el consumo o el desperdicio de alimentos de alto impacto.
“La semana pasada, un informe histórico de la ONU destacó las amenazas causadas por y hacia el sistema alimentario debido al cambio climático, así como el escaso período de tiempo que tenemos para actuar. Si bien ya se está realizando un gran trabajo para mejorar el sistema alimentario, debemos trabajar en todos los sectores a mayor escala y con mayor urgencia", declara Campari.
Muchos encuestados reconocen que el sistema alimentario impacta en la naturaleza de alguna manera. El 80% de los encuestados manifiesta que se puede hacer más para abordar el problema, el 66 % específicamente quiere que los gobiernos adopten medidas más firmes y el 60% desea que las empresas aumenten sus esfuerzos.
“Trabajando juntos hacia un sistema alimentario más sostenible, tenemos el poder de posicionar la producción de los alimentos en la agenda de conservación y así ayudar a proteger nuestra seguridad alimentaria mundial”, añade Campari.
Para trabajar hacia un sistema alimentario más sostenible, WWF ya cuenta con cerca de 100 programas en todo el mundo, en colaboración con gobiernos, productores de alimentos, empresas y otras organizaciones no gubernamentales, y en los próximos meses, presentará nuevos programas globales. WWF está adoptando un enfoque para lograr cambios transformadores en el sistema de alimentos, centrándose en tres áreas clave: la producción sostenible, dietas sostenibles y pérdida y desperdicio de alimentos.
WWF es la principal organización de conservación global, con presencia en más de 100 países y que cuenta con el apoyo de más de 5 millones de socios. Las acciones de WWF están enfocadas en seis grandes objetivos: especies, bosques, océanos, agua dulce, alimentación, clima y energía. WWF tiene además tres líneas de acción transversales: gobernanza política y social, finanzas y mercados.
Un equipo de investigación internacional liderado por la Universidad de Almería ha determinado la utilidad de la silicona para detectar la presencia de contaminantes procedentes de la combustión de combustibles fósiles, como la que producen los coches. Los expertos evalúan cinco posibles captadores de estos agentes nocivos y establecen un método barato, que no perjudica la actividad de la colmena, para medir la calidad del aire a unos ocho kilómetros a la redonda.
En los últimos años, se viene discutiendo la importancia de crear una ética, tanto en la creación como en el uso de la Inteligencia Artificial (IA), en el entorno digital. La importancia de este tema quedó patente durante el 2º Foro Mundial sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, celebrado los días 5 y 6 de febrero de 2024 en Kranj, Eslovenia, donde se congregaron científicos, expertos, especialistas y empresarios. En el evento se compartieron múltiples experiencias que buscaron integrar las perspectivas del sector privado, el académico y la sociedad en general, con miras a establecer una normativa ética global que regule la creación de un ecosistema de IA responsable, en beneficio de toda la población.
Los expertos advierten del impacto del uso del suelo en la capacidad de retención y recarga de los acuíferos. Los cambios en el paisaje, especialmente en las cuencas hidrográficas, están alterando la tasa de infiltración de la precipitación, afectando directamente la cantidad y calidad del agua disponible para consumo humano y otros usos.
La FAO presentará sus principales iniciativas para la gestión sostenible de suelos en la región, como el mapa mundial de nutrientes suelos, el protocolo de evaluación del manejo sostenible de los suelos, el programa Doctores de Suelos, y los proyectos SOILFER, en Guatemala y Honduras, y SOILCARE en el Caribe.
Un nuevo estudio confirma que 2023 fue el año más cálido registrado, con una temperatura media global cercana a la superficie de 1,45 °C por encima de los niveles preindustriales. Según el organismo, una vez más se han batido récords con respecto a los niveles de gases de efecto invernadero, las temperaturas en superficie y en los océanos, el aumento del nivel del mar y el deshielo.
Un informe de la Organización de Naciones Unidas indica que en 2022 se produjeron un total de 62 millones de toneladas de residuos electrónicos, lo que supone un 82 % más que en 2010. Según el documento, esta cifra va camino de aumentar un 32 % en 2030 si no se toman medidas.