La estación remueve compuestos como plaguicidas, grasas, aceites o detergentes perjudiciales para la salud y que pueden estar presentes incluso en el agua transparente ya filtrada.
Además de ayudar a eliminar microorganismos y evitar su crecimiento, el prototipo incluye una etapa final de aplicación de cloro para la potabilización de las aguas lluvias.
La estudiante Brenda Paola Chamorro Grajales, de Ingeniería Química de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Manizales, diseñó este dispositivo con el propósito de que los habitantes de zonas rurales, o las que no están conectadas a una red de acueducto, tengan agua potable aprovechando el potencial pluvial que registra el país.
“El agua lluvia, en comparación con otros recursos hídricos disponibles como el agua subterránea, de los ríos o nacederos, tiene parámetros físico-químicos y microbiológicos más estables, es decir que no requieren un control estricto sobre su calidad antes de tratarla (fuente segura)”, manifestó la estudiante.
Cómo funciona
La estudiante Chamorro Grajales explica que la estación Epall incluye una primera etapa de adaptación del sistema tradicional de captación de agua lluvia en zonas rurales, que permite generar un lavado del techo por efecto de la misma lluvia antes de su almacenamiento.
La segunda etapa consiste en sacar del agua almacenada una porción (10 litros por día) que se destina a potabilizar, haciéndola pasar por la unidad de purificación diseñada en la U.N. Sede Manizales y que consta de cuatro elementos.
El primer elemento por donde ingresa el agua que se va a tratar es una porción de arena que evita que pasen materiales sólidos a través del filtro; el segundo es un disco hecho de arcilla que contiene el carbón activado que atrapa las partículas de metales, grasas y microorganismos y además clarifica el agua y remueve olores.
El tercer elemento es un cono plástico que contiene en su punta una pastilla removible de cloro, la cual dosifica el agua ya tratada para evitar que se vuelva a contaminar, y el último es la base de la estación que permite unir los anteriores instrumentos, además de contener el agua para que el usuario final la pueda consumir.
“Este sistema no requiere ningún elemento adicional para la purificación del agua. El elemento más importante es el disco, que tiene una duración aproximada de cuatro años, siempre y cuando se le haga mantenimiento”, expresó la investigadora.
Agrega que estas estaciones, que tienen un costo de 50.000 pesos por unidad, se pueden instalar de forma autónoma por cada usuario que desee implementar este sistema en su vivienda.
Solución ambiental
Esta solución creada en la U.N. Sede Manizales está dirigida al 32,7 % de la población colombiana que tiene como única opción hervir el agua para poder consumirla.
La investigación fue pensada para zonas rurales del Putumayo, Caquetá, Amazonas y Chocó que no están conectadas a redes de acueducto y que además se caracterizan por la alta cantidad de precipitaciones.
La propuesta tiene un impacto directo en esta población, ya que reduce el uso de energía asociada con el proceso de hervir el agua, y el impacto sobre la tala de árboles que se utilizan como leña; además genera un impacto positivo en la salud, pues evita la exposición a humos y cenizas producidos por la cocción.
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