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2016-08-16La metamorfosis tecnológica de china y el comercio mundial

Banco InterAmericano de Desarrollo |Datos preliminares disponibles a la fecha indican que en 2015 se produjo una contracción del valor nominal del comercio mundial de bienes de 11,9%.[1] Esta caída es la primera que se registra desde 2009, cuando los flujos internacionales fueron severamente golpeados por la crisis financiera, reduciéndose 23,9%. La contracción de 2015 deriva en su integridad de la reducción de los precios que cayeron en promedio 13,1%, muy influidos por las presiones deflacionarias actuantes en mercados como el del petróleo y de otros productos básicos.

Sin embargo, es quizás más relevante remarcar que la variación positiva del volumen comerciado (+1,4%) no solo fue poco significativa, sino inferior a la ya escasa expansión promedio (+2,2%) de esta variable entre 2012 y 2014.[2]

El resultado de 2015 debe ser visto en el horizonte de los últimos cuatro años, durante los cuales el comercio mundial parece haber ingresado en un régimen de bajo crecimiento que contrasta con los ritmos alcanzados en el periodo que precedió a la crisis financiera. El fenómeno es objeto de creciente interés por parte de analistas académicos e institucionales, abriéndose un debate entre dos interpretaciones que subrayan, alternativamente, la índole “cíclica” o “estructural” de la ralentización.[3] En el primer caso, el bajo crecimiento sería esencialmente una consecuencia de la demorada y peculiar recuperación mundial después de la crisis de 2008-2009, sin que se haya alcanzado una “verdadera normalidad”. Esto estaría afectando al intercambio, el cual retomaría una senda más vital una vez resueltas las trabas macroeconómicas que dificultan el crecimiento a tasas similares a las previas.[4] Un segundo enfoque llama la atención sobre cambios en algunas características profundas del comercio mundial que habrían actuado como motores del gran despegue ocurrido en los noventa. Esa aceleración habría estado asociada con eventos únicos que produjeron modificaciones “estructurales”: por ejemplo, la gran liberalización arancelaria, la incorporación de las economías del este europeo y la apertura de China, todos cambios que eliminaron restricciones y crearon nuevas fuentes de comercio.

Un aspecto especial, vinculado a uno de esos cambios, está relacionado con la constitución de China como corazón de una red de cadenas globales de valor manufactureras (CGVM). Esta modalidad de producción ha creado –en forma explosiva– flujos de comercio, sobre todo entre países asiáticos en desarrollo y países desarrollados. El aprovechamiento de ventajas de especialización del modelo de CGVM ha sido uno de los soportes de la expansión del comercio mundial a partir de los noventa.

Ahora bien, ¿hasta qué punto la conformación de estas CGVM fue un “evento único” cuyo impulso para el comercio se ha ido agotando? Más precisamente, ¿no implicará la metamorfosis tecnológica de China –que poco a poco va dejando atrás un perfil centrado en tecnologías poco complejas– una erosión de la potencia de su demanda de manufacturas dentro en las CGVM? La paulatina extensión y afianzamiento de sus capacidades productivas, ¿no tenderá a reducir el dinamismo de sus importaciones? ¿Podría ser este uno de los factores detrás del menor ritmo de crecimiento del comercio mundial en la post-crisis?

Este artículo aborda algunos aspectos de estas preguntas, utilizando información preliminar y no exhaustiva. En particular se analiza la evolución del perfil del comercio de manufacturas de China y sus consecuencias en términos del papel como demandante y oferente en esos mercados.

¿Un deterioro en ciernes del impulso de China al comercio mundial?

Conviene tener, en primer lugar, una imagen agregada de la evolución del comercio mundial y de la participación de China en los flujos globales (gráfico 1). Es claro que el estancamiento del comercio internacional que comienza en 2011 no fue inicialmente acompañado por la demanda externa de China (gráfico 1).

Hasta 2013, las importaciones totales de ese país siguieron creciendo más rápido que el agregado mundial.[5] La participación de estas compras alcanzó un máximo de 11,4%, proporción que desciende en 2014 y 2015. De consolidarse, este cambio representaría un importante quiebre de tendencia respecto a uno de los factores dinamizadores del comercio mundial en las últimas décadas. Ni siquiera la crisis de 2008-2009 frenó el aumento de la importancia relativa de China como mercado para el resto del mundo. Pero en 2015 la contracción estimada de sus importaciones (-14,4%) fue 2,5 puntos porcentuales superior a la del comercio global. Aunque es difícil evaluar la trayectoria futura de esta variable, es claro que en el bienio 2014-2015 apareció una señal a tener en cuenta.

El año 2015 aparece también como anómalo ya que cerca de 14% de la reducción del comercio global se explica por la caída de las importaciones chinas (gráfico 2). Desde la segunda mitad de los noventa, este es el tercer año en que la demanda de ese país hace un aporte negativo a la variación del comercio, siendo los previos periodos muy críticos: 1998 y 2009; en 2001, China impulsó al comercio aun cuando los flujos globales se redujeron. Además, en 2015 el freno proveniente de las importaciones chinas fue mucho mayor que el de los dos episodios previos. Por otra parte, la contribución negativa del año pasado sigue a un lustro (2010-2014) de aportes excepcionalmente altos, que explican, en promedio, 35% de la variación positiva del comercio internacional cuando, durante el auge 2003-2008, el aporte de ese país promedió 12%. Esto se debe a que, en el cuadro de débil demanda de otras economías, las importaciones de China venían actuando como un sostén casi aislado para el crecimiento de los flujos totales. Este soporte se rompe en 2015.

Es claro que una parte importante de la contracción del 14,4% sufrida por las importaciones de China está vinculada con la caída en el precio de los productos básicos. Pero lo llamativo en esa ocasión es que su demanda de manufacturas se redujo 6,0%, una caída superior al 5,3% correspondiente a las compras totales.[6] En 2009, en cambio, las importaciones de manufacturas de China se contrajeron 8,8%, mientras que las del total mundial lo hicieron 21,7%. A diferencia de aquel episodio, en 2015, China no compensó la caída global. El resultado neto es un deterioro del peso relativo de sus compras en el total mundial. Como se verá en las siguientes secciones, esto podría estar en línea con modificaciones del perfil de la demanda de manufacturas en el mercado internacional.

Los cambios en el contenido tecnológico del comercio exterior de manufacturas de China

Desde que se incorporó al mercado mundial, China mantiene un comercio deficitario en materias primas y sus derivados, y superavitario en manufacturas. Una clasificación de estas últimas según su contenido tecnológico[7] (bienes de baja tecnología, tecnología intermedia y alta tecnología) revela niveles de exportación muy similares para la primera y la tercera categorías, y un tanto inferiores para la segunda (tecnología intermedia), sobre todo después de 2011 (gráfico 3). En las tres categorías China mantiene un comercio superavitario, aunque es en la de baja tecnología donde el saldo positivo es muy superior, debido a su muy reducido nivel de importaciones.

La progresiva metamorfosis tecnológica de China, reflejada en la consolidación de su sector manufacturero, se observa en los cambios en la composición del saldo superavitario del comercio de estas actividades.[8] El fenómeno es visible si se compara la estructura de este saldo entre dos periodos: el intervalo 1996-2008 (trece años en los cuales China se afianza como protagonista del comercio global y que culminan con la crisis financiera) y 2011-2015, periodo caracterizado –según se mencionó– por un bajo crecimiento de los intercambios mundiales.

El cambio más significativo es el descenso de la proporción representada por los bienes de baja tecnología, de 81% a 58% del saldo superavitario, ganando en importancia, sobre todo, los bienes de tecnología intermedia, pero también los de alta tecnología. Esta modificación expresa dos cosas. Primero, no obstante la transformación en curso del sector manufacturero que indican estos datos, es significativo que aún tres quintas partes de su superávit comercial correspondan a bienes clasificados como de escasa elaboración tecnológica; esSegundo, que la ampliación relativa del saldo que proviene de bienes de mayor densidad tecnológica se haya dado en un periodo en el cual vender en el mercado mundial es más difícil, mostraría una efectiva maduración de capacidades productivas y, posiblemente, un incremento de la cantidad de etapas de la fabricación que pueden realizarse en el país. Esto caracterizaría, en todo caso, la emergencia de un perfil “intermedio” de destrezas. decir, dan cuenta de un cierto “rezago” de China.

El cuadro de conjunto sería compatible con evidencia según la cual la modalidad predominante del cambio técnico en el país asiático corresponde a formas “incrementales, modulares y de arquitectura de productos”, con menor relevancia de formas clasificadas tradicionalmente como “innovación tecnológica” y de las que surgen cambios disruptivos.[9] En todo caso, si bien el mejoramiento neto en bienes de alta tecnología (que ahora representan 26% del saldo) podría indicar en buena parte exportaciones vinculadas a las etapas más intensivas en trabajo de esos productos, de cualquier manera se trata de actividades con mayor potencial para derrames tecnológicos que las de baja tecnología.

Un ejemplo significativo son los circuitos integrados. En 2005, las exportaciones e importaciones de China representaban, respectivamente, 6% y 24% del comercio mundial; en 2015, se había producido un salto muy grande, correspondiendo al 21% y 39% del total mundial de los mencionados flujos. Sin embargo, China tuvo un saldo deficitario, con exportaciones en torno a 35% de las compras externas. Que avanzar sobre estas brechas sea parte de las preocupaciones de la política pública, queda claro por la importancia que el XIII Plan Quinquenal otorga a la innovación científica y tecnológica, incluyendo el desarrollo de la “fabricación inteligente” y la incorporación de robots.[10]

En síntesis, en la post-crisis, el comercio de manufacturas de China se sustenta en mayor grado sobre actividades de mayor complejidad tecnológica, evidencia de una progresiva metamorfosis de su estructura de ventajas comparativas, que va inclinando el país hacia un estado intermedio de dominio tecnológico. Ahora bien, ¿qué consecuencias ha tenido este avance relativo sobre su papel como demandante en el comercio mundial?

El comercio de China y la dinámica de las cadenas globales de valor manufactureras

Como se indicó en la primera sección, la inserción de China en el comercio mundial se ha dado en parte a través de la conformación de cadenas globales de valor manufactureras (CGVM). La desintegración de los procesos de elaboración de los bienes en diversas fases y su localización en distintos países ha sido un factor de impulso de los flujos de importación y exportación de las distintas economías participantes en las CGVM. Se trata de un tipo particular de comercio intra-industrial, dominado por flujos de bienes intermedios. En términos dinámicos, el crecimiento estable de una cadena de este tipo requiere un cierto balance entre los flujos de entrada (importaciones) y de salida (exportaciones) de los intervinientes. Una desaceleración del crecimiento de las importaciones de un país en relación al incremento de sus exportaciones restaría estabilidad a la cadena internacional de fabricación, haciendo que ese país comience a cubrir fases de fabricación que previamente estaban localizadas en otros. Esto tendría un impacto negativo de demanda para las otras economías eslabonadas en la cadena, respecto a una situación de crecimiento equilibrado. El proceso de modificación del perfil del comercio de China descripto en la sección anterior muestra rasgos incipientes de una dinámica de este tipo (gráfico 5).

Durante los años previos a la crisis financiera, las exportaciones e importaciones de manufacturas de China crecieron a sólidas tasas de 21,7% y 15,7% por año, respectivamente, involucrando los tres segmentos de manufacturas considerados. Cabe observar que el menor dinamismo relativo del periodo se registró en la demanda china de bienes de baja tecnología, una señal de su mayor capacidad inicial para cubrir una mayor cantidad de fases de estos procesos sin tener que aprovisionarse externamente.

En conjunción con el estancamiento del comercio global, se produce una notoria reducción del incremento del total de exportaciones e importaciones manufactureras (5,0% y 0,8% por año), el cual involucra las tres categorías comerciadas. Es pertinente analizar sobre todo la diferencia en la disparidad del crecimiento entre ambos tipos de flujos entre los dos periodos, es decir, del factor que garantiza la estabilidad de la CGVM. Un indicador para medir sintéticamente esta disparidad por tipo de producto y para el total puede definirse como: , donde, gx y gm son, respectivamente, las tasas promedio de variación de las exportaciones y las importaciones (gráfico 6). El coeficiente es cero en caso de que ambas tasas sean iguales, y crece en la medida en que –como en el caso de China– las exportaciones se incrementen más rápido que las importaciones.

Esta medida muestra que, durante el periodo de crecimiento acelerado del comercio mundial y de expansión de las CGVM, –1997-2008– aunque las exportaciones de China crecían a tasas superiores a sus importaciones, ese desequilibrio se mantuvo dentro de valores acotados. En cambio, en la post-crisis el aporte de China como oferente exportador es sensiblemente superior a su contribución como mercado importador. En términos desagregados, la significativa excepción son los productos de alta tecnología, donde se mantiene una dinámica balanceada de crecimiento de ambos flujos. Es decir, solo en este sector, el crecimiento de China como mercado para suplidores fuera de sus fronteras tiende a equilibrarse con su aporte como oferente. En las demás categorías se observaría un incipiente proceso de erosión de las CGVM en las que participa China: el crecimiento de sus exportaciones tiende a superar con creces al de sus importaciones. Es decir, estas actividades tienden a concentrarse en China, en detrimento del esquema de desintegración internacional de las distintas fases del proceso en que consiste la CGVM.

Evidencia adicional en esta dirección aparece en un subconjunto del comercio manufacturero de China, conformado por productos relacionados con los procesos de producción, ya sean bienes de equipo o insumos (gráfico 7).[11] Estas “manufacturas industriales” (MI) están vinculadas con el comercio propio de las CGVM, excluyendo bienes de consumo y bienes primarios.

La proporción del comercio mundial de MI cubierta por China ha crecido de manera muy desigual si se observan las importaciones y las exportaciones. Hasta 2003, ambos flujos representaban proporciones crecientes y similares de los flujos mundiales totales de este rubro. Pero, a partir de 2004, la proporción cubierta por las exportaciones chinas sigue elevándose sostenidamente, hasta alcanzar 17,2% en 2014; cabe notar que la curva no acusa ninguna sensibilidad frente a la gran perturbación cíclica producida por la crisis de 2008-2009. En cambio, la proporción de las importaciones que hace China de estos rubros en el total mundial se estabiliza, primero en un nivel cercano al 8%, para subir un escalón adicional que la sitúa en 10% de las compras mundiales. Esta disparidad se refleja a su vez en el saldo superavitario creciente del comercio de China en el rubro.

A estas tenencias, que de consolidarse apuntan a un debilitamiento de los intercambios de manufacturas, podrían sumarse otros incipientes fenómenos, como el reemplazo de procesos intensivos en trabajo llevados a cabo en países en desarrollo por procesos centrados en la automatización y los robots, implementados en los países desarrollados.[12]

Conclusiones

En el cuadro de debilidad del comercio mundial propio de la post-crisis, en 2015, la participación de China en las importaciones totales declinó por primera vez desde su espectacular inserción en el mercado global. Las modificaciones progresivas en su perfil de inserción internacional, que sitúan actualmente al país en un estado intermedio de destrezas tecnológicas, y el paulatino alargamiento de sus propias cadenas productivas, podrían estar impactando negativamente en la potencia de su demanda externa. Este fenómeno se centra en el comercio de manufacturas y podría ser parte de la explicación del régimen de menor crecimiento que exhibe ahora el comercio mundial.

Bibliografía

Constantinescu, C., Mattoo, A. y M. Ruta (2014), “Slow Trade”, Finance & Development, FMI, Diciembre.

Constantinescu, C., Mattoo, A. y M. Ruta (2016), “Trade developments in 2015”, World Bank Group.

ECB (2015), “Understanding the weakness in world trade”, Economic Bulletin, Nº 3, pp. 33-42.

FMI (2016), “Dissecting the Global Trade Slowdown”, World Economic Outlook: Too Slow for too Long, April, pp. 54-56.

Giordano, P. (Coord.), (2014), “Vientos Adversos – Políticas para relanzar el comercio en la post-crisis”, Monitor de Comercio e Integración, Washington, D.C., Banco Interamericano de Desarrollo.

Giordano, P. (Coord.) (2015), “La Recaída – América Latina y el Caribe frente al retroceso del comercio mundial”, Monitor de Comercio e Integración, Washington, D.C. , Banco Interamericano de Desarrollo.

Hoekman, B. (Ed.) (2015), “The Global Trade Slowdown: A New Normal?”, A VoxEU.org eBook, CEPR Press, Londres.

Lall, S. (2000), “The technological structure and performance of developing country manufactured exports, 1985-1998”, QEH Working Papers Series, Oxford.

O’Connor, S. (2016), “Robots may cut off the path to prosperity in the developing world”, Financial Times, 21 de junio.

Shotter, J. y L. Whipp (2016), “Robot revolution helps Adidas bring shoemaking back to Germany”, Financial Times, 8 de junio.

Tang, S. (2016), “Nueva Visión de China en el próximo lustro”, China.org.cn, accesible en: http://spanish.china.org.cn/txt/2016-03/14/content_38020673.htm

Warner, E. (2016), “La innovación invisible como motor del desarrollo”, en Integración y Comercio, Nº 40, Made in Chi-Lat, BID-INTAL, Planeta, Buenos Aires, pp. 296-297.

[1] Según datos de la Oficina Holandesa de Análisis de Política Económica (CPB). [2] Entre 2003 y 2008, los volúmenes comerciados se expandieron a una tasa promedio anual de 6,2%.

[3] Para América Latina y el Caribe, puede consultarse: Giordano (Coord.), (2014) y (2015); sobre el fenómeno global, entre otros: Constantinescu et al. (2014), (2016); ECB (2015); FMI, (2016), Hoekman (Ed.), (2016).

[4] Sin duda factores macroeconómicos intervienen en el bajo crecimiento del comercio. La asincronía en la recuperación de las principales economías no ha creado efectos de retroalimentación positiva a través de su demanda externa. Por otro lado, la persistente tendencia a la apreciación del dólar (que se sustenta tanto en el buen desempeño relativo de la economía de EE.UU., como en la acentuada incertidumbre global) es un factor deflacionario de los flujos nominales ya que el comercio mundial utiliza esa moneda como unidad de cuenta. Cuando el dólar se aprecia, un precio dado, nominado en una moneda local, se expresa en una menor cantidad de dólares en el comercio mundial.

[5] Según cifras del CPB y de las Aduanas de China.

[6] Ambas tasas estimadas a partir de cifras preliminares con una muestra disponible de 91 países que cubre cerca del 94% de las exportaciones mundiales en 2015.

[7] Lall (2000). Esta herramienta no permite una separación rigurosa de las distintas etapas de fabricación de los bienes, en particular los de “alta tecnología”, donde pueden incluirse componentes que corresponden a etapas intensivas en trabajo, sin reflejar necesariamente el dominio de capacidades de innovación.

[8] Fijando 2009 como año de referencia, el saldo superavitario de manufacturas de China creció a un ritmo promedio anual de 14,6%; en 2015 sufrió una abrupta desaceleración, al crecer solo 1,2%.

[9] Warner (2016).

[10] Tang (2016).

[11] Se trata de las categorías 2.2 (Insumos industriales procesados), 4 (Bienes de capital, excepto el equipo de transporte, y sus partes y accesorios), y 5 (Equipos de transporte y sus partes y accesorios) de la Clasificación por Grandes Rubros Económicos (BEC, por sus siglas en inglés). Las cifras de este subconjunto se han recortado del total analizado con la clasificación por contenido tecnológico.

[12] Shotter y Whipp (2016) y O’Connor (2016).


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