Nadie había pensado qué pasaría con las botellas de PET acumuladas en los centros de acopio, hasta que Vanessa Rendón y David García decidieron aprovecharlas para construir viviendas ecológicas. Esa fue la idea que tuvieron estos dos arquitectos queretanos en medio de la crisis que había dejado el temblor del 19 de septiembre, para colaborar en la etapa de reconstrucción.
Inició como un apoyo entre amigos para donar y recolectar botellas de PET en las brigadas, centros de acopio y albergues. Esto se convirtió rápidamente en una extensa red de voluntarios que decidían sumarse conforme pasaban las horas, como Dafne Gallardo y Leonel Gámez, quienes ahora son miembros del equipo que dirige VIEM.
Pero ni uno de estos jóvenes suponía el éxito que logró esta iniciativa. Su intención era solamente ayudar. “Creímos que donarían muy pocas botellas, y de pronto llamaban empresas para donar todo su PET” recuerda Dafne. Esto fue posible gracias a la difusión que tuvo la propuesta en su página de Facebook VIEM MX y a un video que logró viralizarse en internet para invitar a la sociedad a separar, recolectar y donar sus botellas de PET.
Fue tanta la participación de la sociedad que abrieron centros de acopio de PET en la Ciudad de México, Querétaro y Estado de México inicialmente. También tuvieron el apoyo de empresas como Coca Cola, Liverpool, Nestlé o Zoé Water, y sumaron esfuerzos con la fundación Liderazgo Joven para fortalecer el proyecto.
Apuesta ganadora
Pero, ¿cómo van a construir las viviendas? El desarrollo de esta iniciativa consta de tres etapas. Primero se hará la recolección de botellas a través de los centros de acopio oficiales; enseguida se lleva a cabo un scouting para determinar las comunidades beneficiadas y solicitar el apoyo de las autoridades locales; y por último, se realizan las obras de construcción que se estima puedan iniciar en el estado de Oaxaca.
Estas viviendas emergentes son como una casa tradicional, pero totalmente sustentables, con suelo firme y muros sólidos, incluso resistentes a los sismos. Las botellas ocupan el lugar de los tabiques, se rellenan de tierra y se pegan con cemento. Los integrantes de VIEM explican que para una casa de 72 m2 se ocuparían aproximadamente 15,000 botellas y tendría un valor de $150,000 a $200,000 si no tuvieran donativos, voluntarios, materiales, o cualquier tipo de recursos.
Para sostener el proyecto, el equipo de VIEM obtendrá capital a través de una campaña de crowdfunding de donación, utilizando tecnología blockchain para transparentar el uso de todos los recursos que reciban. Con esta tecnología, los donadores podrán subir su recibo o factura y hacer un registro público visible para todos.
Visión a futuro
A pesar de la viabilidad que tiene este proyecto, uno de los retos será impulsar la regulación de este tipo de construcciones con normas oficiales mexicanas, dictámenes y pruebas especializadas. Por eso, dice Eduardo García, presidente de Liderazgo Joven, “invitamos a las autoridades y a la sociedad civil a empezar este tipo de estudio para que después de superar la crisis del sismo, esta iniciativa se vuelva una solución permanente”
Vanessa Rendón está convencida de llevar a VIEM al siguiente nivel y de estar listos para dar cobijo a las personas que perdieron la totalidad de su hogar, y que según la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) suman 33,000 en Oaxaca, Chiapas, Morelos, Estado de México, Puebla y Ciudad de México a raíz del sismo del 7 y 19 de septiembre.
La meta es construir la mayor cantidad de viviendas que sean posibles con ayuda de todos los mexicanos y las autoridades de gobierno. Y de superar los retos que vengan en un futuro, dice Leonel Gámez “VIEM podría consolidarse como una asociación civil y ser un referente para desarrollar propuestas ecológicas de reconstrucción de viviendas para las comunidades que viven en pobreza”.
Autor Franck Velázquez.
Escrito originalmente para Entrepreneur
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