El profesor López, de la Facultad de Economía de la UN, aclara que Colombia no es un país petrolero, sino con petróleo. Más o menos participa con el 1% de la producción y el 1% de las reservas del mundo.
Según dice, es fundamental por su impacto: los impuestos que genera, las exportaciones que origina, su participación en el PIB y los recursos que recibe el Estado por esta actividad.
“Pero, así como puede darnos muchas posibilidades, también puede ser un desastre si no se maneja adecuadamente desde el punto de vista ambiental y macroeconómico”, advierte.
En términos macroeconómicos, señala peligros como la enfermedad holandesa (cuando la valorización de la moneda perjudica la competitividad de las exportaciones no petroleras del país) y una dependencia excesiva de estos ingresos que haga descuidar los demás sectores.
“El riesgo es que se desindustrialice la economía y que la actividad agropecuaria se reduzca; que terminemos como los vecinos o algunos países de África, en donde lo único que hay es petróleo y no hay siquiera para comer”, precisa.
Y concluye: “El mensaje es que hay que manejarlo con cuidado. Creo que tenemos buenas instituciones, pero hay que ejecutar otro tipo de políticas para aprovechar la bonanza que permitan crecer y desarrollarnos”.
Un Estado fuerte
Con el contrato de concesión comenzó una nueva etapa de la industria petrolera en Colombia. Según el profesor López, por la manera como está diseñada, dicha forma de contratación permite la participación de un mayor número de empresas y recibir más regalías.
Sobre todo, abre las puertas de la exploración, para que el país conozca su geología y tenga la posibilidad de encontrar nuevos yacimientos. “Hasta el momento, los hallazgos son pequeños, pero con la cantidad de inversión que se está haciendo es probable que encontremos algo”, afirma.
Y complementa: “Seguramente en regiones inexploradas podría haber algo y el punto es que por situaciones de orden público no se ha podido llegar a todas partes”.
El experto, que además se desempeña como investigador del Banco de la República, señaló como regiones claves las costas y el departamento del Chocó.
Pero aclara que, para que todo el país se beneficie del boom de los hidrocarburos, se necesita un Estado fuerte en el plano medioambiental y que controle el gasto de las regalías.
La economía petrolera en Colombia es una investigación que fue presentada en el marco del seminario del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la UN.
Se estima que el mineral tendría un valor superior a los 6600 millones de pesos en el mercado ilegal internacional.
Alrededor de 196 millones de pesos al mes lograban recaudar como producto de la venta ilícita de esta producción.
La operación afecta a los grupos armados dedicados al apoderamiento de hidrocarburos con fines de narcotráfico.
Investigadores de la Universidad de León han aplicado redes neuronales artificiales a imágenes captadas con drones para reconocer, con un 95 % de acierto, la huella que dejaron las explotaciones auríferas de los romanos en el noroeste peninsular. El sistema se puede aplicar para reducir los riesgos asociados a las minas abandonadas, que causan pérdidas humanas y económicas en todo el mundo.
La empresa productora de cobre en nuestro país avanzó 23 lugares en la medición, siendo una de las tres compañías de todo el listado con mayor avance en la edición 2023 del ranking.
Las industrias extractivas han jugado un rol significativo en la región andina desde la época colonial. La configuración de la economía y la sociedad ha estado ligada directamente a las vastas reservas de recursos naturales y al desarrollo de actividades extractivas que atraen inversiones, impulsando el desarrollo socioeconómico. Además, este sector representa un porcentaje importante en las exportaciones y tiene un gran impacto en los ingresos fiscales.