En 2015 Chile exportó al mundo US$ 1.848 millones, posicionándose como el cuarto exportador de vinos en el mundo (en valor), después de Francia, Italia y España.
Las condiciones excepcionales de Chile como un país productor de vinos y su gran variedad de productos lo han hecho consolidarse a nivel global y ser considerado como el primero del denominado “nuevo mundo”. Vinos de clase mundial que ganan nuevos seguidores todos los días.
Esta combinación única de geografía con un clima mediterráneo y una vasta diversidad de suelos, hacen de Chile un lugar ideal para la producción de vinos de excepcional calidad y personalidad, incluyendo su naturaleza frutosa, su color intenso y su delicado aroma.
Colombia es uno de los mercados más importantes para Chile en Latinoamérica. Según cifras oficiales de ProChile, en 2015, las exportaciones chilenas de vinos a Colombia sumaron US$ 23,9 millones, experimentando un crecimiento del 5% con respecto a 2014. Estos envíos al país correspondieron en un 67% a vino tinto envasado (US$ 15,9 millones) y le siguen en importancia el vino blanco envasado (17%) y los demás vinos envasados (14%).
Entre las cepas que prefieren los colombianos están el Cabernet Sauvignon; Merlot, Sauvignon blanc, Carmenère y los ensambles de cepas.
Para Hugo Corales, Director de la Oficina Comercial de ProChile en Colombia “El consumidor colombiano valora las características de los productos chilenos que en el caso del vino se ha incorporando paulatinamente dentro de su mesa, convirtiéndose en un referente obligado de los sabores de Chile.”
Corales afirma que Colombia es un mercado altamente relevante para Chile, ya que el consumidor colombiano recibió de buena manera, hace casi tres décadas atrás, a los vinos chilenos. Este consumidor ha evolucionado a la par con los avances que en esta materia han tenido los vinos de su país, en cuanto a sus características, variedad y calidad. Cabe destacar que en esta evolución del consumo, ha sido fundamental el ambiente de apertura de la economía colombiana, lo cual ha creado las condiciones para que el consumidor local cuente con productos de alta calidad.
Lo anterior, representa un gran oportunidad para Chile dado que “el consumidor colombiano está sofisticando sus gustos, lo cual permite la incorporación de vinos con calidad premium en la mesa del consumidor colombiano, lo cual, sumado al crecimiento del consumo promedio, nos brinda la posibilidad de acompañar el desarrollo del mercado de la mano de cepas y viñas que hoy buscan potenciar su presencia en Colombia”.
Variedad y calidad se funden en la producción chilena. Además de la industria tradicional y consolidada de vinos en ese país, en los últimos años han emergido nuevas propuestas, las cuales también han llegado a tierras colombianas. Un ejemplo de ello es el reconocido Movimiento de Viñateros Independientes de Chile, MOVI, quienes han estado presentes en el país promoviendo sus principales preceptos: vinos hechos a escala humana, de gran calidad según la crítica, y que se ha dado a conocer por una visión muy singular del concepto de producción, lejos de los estándares tradicionales, lo que está refrescando y complementando la escena vitivinícola mundial.
Así mismo están cobrando fuerza en la escena vitivinícola chilena los vinos del Valle de Itata, zona vitivinícola ubicada al sur de Chile en la región del Biobío, según los historiadores la cuna originaria del vino chileno, donde se están produciendo vinos premium aplaudidos por la crítica internacional, de las variedades Moscatel de Alejandría, Cinsault, Syrah y Malbec, entre otros.
Otro buen ejemplo es el movimiento de “Los Chanchos Deslenguados” una original feria enológica que se realiza en Chile y que presenta a los mejores vinos naturales y de autor, vinos elaborados sin químicos ni conservantes y muchos de ellos producidos con antiguas técnicas de vinificación, reviviendo tradiciones como la del “Vino Pipeño” o vino campesino. Un evento en el que los asistentes pueden probar todas estas nuevas propuestas, con tan solo pagar una entrada módica.
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