No se puede invertir solo en proyectos extractivistas. Agencia de Noticias UN.

Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Singapur quieren entrar a la Alianza del Pacífico. Fuente Agencia de Noticias UN.

Sin embargo, en opinión del profesor Germán Nova Caldas, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), no se puede caer en el mismo círculo vicioso de firmar convenios que atraigan inversión extranjera solo para proyectos de extracción.

Según el profesor Nova Caldas, de la Escuela de Administración y Contaduría Pública, con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos y su decisión de salir del Acuerdo Transpacífico de Cooperación (TPP, por sus siglas en inglés), los países que lo integraban han decidido buscar otras oportunidades de asociación en el globo, y una de las que más ha llamado la atención es precisamente la Alianza del Pacífico.

Es por eso que estas cuatro de las naciones –que forman parte del TPP– manifestaron su interés por el bloque latinoamericano. Para el profesor Nova esto se convierte en una gran fuente tanto de oportunidades como de riesgos, debido a las notables diferencias que existen entre los países de la Alianza y los que llegarían, en términos de producto interno bruto, ingreso per cápita, índice de desarrollo humano y prosperidad general de las economías.

Los cuatro nuevos socios potenciales tienen un producto interno bruto (PIB) conjunto superior a los 3,2 billones de dólares y una población cercana a los 70 millones de habitantes, mientras la Alianza tiene un PIB de 1,7 billones y una población de 225 millones de habitantes. Si se unieran, su PIB sería de 4,9 billones, lo que los convertiría en el cuarto eje económico del planeta, levemente por debajo de Japón. Por otra parte, la Alianza pasaría de tener el 35 % del PIB de América Latina a tener el equivalente al 100 %.

¿Cuál sería la principal recomendación para lograr beneficios de esa posible ampliación de la Alianza del Pacífico? Lo primordial, dice el experto de U.N., es que Chile, México y Perú, pero sobre todo Colombia, diversifiquen sus economías; de lo contrario, la mayor parte de la inversión que llegara de esos países se seguiría enfocando en actividades extractivistas, un modelo que no ha funcionado en nuestra región, como lo confirma la historia reciente sobre la caída de los commodities (materias primas). Si no se diversifica, agrega, se caería en el mismo círculo vicioso y no habría un futuro diferente para nuestros países.

En efecto, el profesor Nova asegura que ya algunos hechos demuestran que si no se cambia de enfoque todo seguirá igual: “en este momento Australia tiene más de 100 empresas invirtiendo en Chile, pero el 85 % en actividades mineras, sin olvidar que Canadá es uno de los grandes inversores en temas mineros en América Latina”.

Por otra parte, el académico asegura que es vital que los actuales integrantes de la Alianza hagan mayores esfuerzos para invertir en infraestructura y logística, que para el caso de nuestro país se convierte en una urgencia, máxime ahora con los escándalos de corrupción que ponen en riesgo varios de los megaproyectos que están planificados.

De hecho, al analizar diversos índices globales económicos y de desarrollo, de las ocho naciones contempladas en una futura Alianza del Pacífico la que tiene peores indicadores en asuntos clave como ingreso per cápita (ver recuadro) es Colombia: mientras un habitante de Singapur tiene una renta promedio de 52.960,71 dólares, la de un colombiano apenas alcanza los 5.805,61 (según datos del Banco Mundial 2016). Si se analiza por índice de desarrollo humano, entre los países mejor posicionados del mundo están Australia (puesto 2), Singapur (5), Canadá (10) y Nueva Zelanda (13). Y frente a Chile (38), México (77) y Perú (87) también estamos rezagados: puesto 95 (PNUD 2016).

El profesor Nova considera que mientras se define un posible ingreso de nuevos socios, la actual Alianza primero tiene que mirar hacia adentro y definir qué es lo que quiere para su futuro y el bienestar de sus poblaciones.