Para mejorar las condiciones nutricionales de madres gestantes y lactantes junto con niños entre los cero y seis años, el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) avanza en la formulación de alimentos mejorados que puedan llegar a ser producidos y comercializados.
El profesor Luis Felipe Gutiérrez, líder del proyecto, explica que “un alimento funcional es aquel que además de brindar los nutrientes básicos al consumidor aporta otros que pueden contribuir a prevenir o corregir ciertas deficiencias que llegan a producir enfermedades”.
Por ejemplo se podrían evitar o mitigar enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes, junto con problemas asociados con la obesidad, gracias al consumo habitual de alimentos funcionales, entre los que también se encuentran alimentos probióticos y bebidas energizantes.
Los investigadores del Icta trabajan en cuatro áreas: lácteos, cárnicos, frutas y vegetales; también centran su mirada en productos de panadería y pastelería, ya que se trata de llegar a las poblaciones más vulnerables.
Cada una de estas áreas es liderada por un profesional de apoyo, y además cuenta con la participación de 10 estudiantes del posgrado en Ciencia y Tecnología de Alimentos, junto con personal técnico en los distintos laboratorios en los que se adelantan las pruebas y los análisis de los productos. Así mismo, en el proyecto participan una nutricionista y expertos en estudio de mercado.
Con respecto a los cárnicos y a los productos de panadería, se están desarrollando alimentos que contienen ácidos grasos esenciales como Omega 3 y Omega 6-, los cuales son esenciales en el desarrollo cerebral del feto, así como en la disminución del riesgo que puede tener una persona de padecer enfermedades cardiovasculares.
Además, teniendo en cuenta que el pan es de consumo masivo, se propone incrementar la adición de fibra dietaria, la cual “está compuesta por macromoléculas usualmente derivadas de carbohidratos que no son digeribles y no aportan azúcar a la sangre, pero que contribuyen a que las personas tengan una mejor digestión”, agrega el docente.
Aunque las pricipales fuentes de fibra son las frutas, los vegetales y algunos cereales, en Colombia y América Latina en general su consumo no es muy elevado.
A otro grupo de alimentos funcionales se les está incorporando nutrientes como hierro, zinc, ácido fólico, calcio y vitamina A. Así, “en el área de lácteos desarrollamos un producto inédito en el país que incluye vegetales”, destaca el profesor Gutiérrez.
De igual manera, el equipo del Icta ha creado una fruna o gomita con alto contenido de alto fólico y menos de azúcar.
Gracias a la gran variedad de productos desarrollados, el proyecto también contempla la formulación de cinco menús con características funcionales para que puedan ser empleados por instituciones como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, de tal manera que los valores nutricionales de los que se entregan en la actualidad se puedan incrementar.
Después haberse desarrollado a escala de planta piloto, se espera que los 20 alimentos funcionales se puedan producir industrialmente, y se aspira a que en octubre del presente año ya estén al alcance de los bogotanos.
Este proyecto se desarrolla en el marco del Corredor Tecnológico Agroindustrial de Bogotá y Cundinamarca, como parte de los acuerdos establecidos entre la U.N., la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Gobernación de Cundinamarca.
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