Conocida en el sector del calzado como “pista de pegue”, la unión entre la suela y la capellada deberá registrar valores equivalentes al rojo en todo el contorno. Fuente Agencia de Noticias UN

Gracias a la transferencia tecnológica los fabricantes de calzado podrán evaluar en tiempo real la calidad del proceso. Fuente Agencia de Noticias UN

Una suela mal pegada terminará despegándose mucho más pronto de lo que inicialmente se tenía previsto, circunstancia que acarrea reclamos de clientes insatisfechos que seguramente no volverán a comprar el producto y en consecuencia generarán pérdida de dinero y el riesgo potencial de arruinar el negocio.

Por eso, Didier Aldana, estudiante de la Maestría en Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), se dio a la tarea de diseñar un software gratuito que funciona con celulares de alta gama. Este facilita la evaluación en tiempo real de la calidad del proceso de pegado de las suelas, a partir de la correcta interpretación de los valores que arroja la aplicación.

“Aprender el lenguaje de la termografía y transferencia de calor de manera sencilla es uno de nuestros objetivos”, precisa el ingeniero Aldana, quien también se desempeña como coordinador técnico del Centro de Innovación Aplicada (CdIAp) que funciona en el barrio Restrepo.

Según el ingeniero, en relación con la transferencia de calor se deben tener en cuenta tres variables: conducción, convección y radiación. La interpretación de estos datos permite saber lo que puede estar fallando sin necesidad de tener grandes conocimientos en física.

“El proceso de control de calidad en materia de adhesión es muy incipiente, y en la mayoría de las pequeñas y medianas empresas no se hace de manera adecuada, porque muchos de los operarios asumen que lo están haciendo bien”, explica el candidato a magíster.

A lo anterior se suman aspectos como la preparación de los materiales y del pegante, los cuales no están controlados; la activación de los pegantes gracias al calor tampoco se hace de forma correcta, debido a que no se dispone de las herramientas para hacer la verificación correspondiente.

El creativo anota además que cuando se prepara la suela y se lija junto con la parte de cuero o capellada, el operario monta las piezas en la horma y aplica el pegante. Después la pieza se introduce en un horno para activar el pegante y permitir que ambas partes queden integradas, gracias a que el solvente se evapora y los sólidos comienzan a cohesionarse por efecto del calor.

Después la pieza pasa por una prensa o pegadora para asegurar la adhesión, gracias a una presión mecánica que tampoco suele ser la adecuada puesto que dependiendo del material empleado se debe ejercer un grado de presión diferente.

La transferencia

En 1960 la empresa sueca AGA lanzó al mercado la primera cámara termográfica para propósitos civiles y comerciales, invención tecnológica que a partir de entonces ha tenido múltiples avances, a tal punto que en la actualidad no solo se puede medir la temperatura sino también la forma en que está distribuida.

“Aunque hoy en día se pueden adquirir unas “pistolas” empleadas por algunos pocos zapateros, lo que se puede observar es un valor digital correspondiente a una parte de la pieza, y esa información resulta poco útil”, precisa el ingeniero.

Poder apreciar cómo se distribuye el calor en el conjunto de la pieza permitirá corregir el proceso antes de que termine. Para ello se emplea una escala de color que puede ir desde el rojo hasta el azul. Los tonos rojo y naranja darían cuenta de un buen proceso, mientras que violeta y azul alertan sobre la urgencia de aplicar correctivos.

Uno de los objetivos de diseñar el software fue garantizar la uniformidad en la distribución del calor.

El proyecto forma parte del trabajo realizado en el CdIAp del Barrio Restrepo de Bogotá, gracias al apoyo de la Secretaría de Desarrollo Económico del Distrito, cuya muestra puede visitarse hasta el próximo 30 de diciembre en la sede del Centro, ubicado en la diagonal 17 C sur no. 24i-75.