La estudiante Natalia Romero, de Ingeniería Química de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), afirma que “el raquis es considerado lignocelulósico debido a su elevado contenido de celulosa y hemicelulosa, que son largas cadenas de azúcar que al fermentarse pueden convertirse en etanol”.
En Colombia el cultivo de la palma de aceite se encuentra en 124 municipios de 20 departamentos, con más de 483.000 hectáreas sembradas, por lo que el país tiene la capacidad de ser uno de los mayores productores de etanol celulósico, un biocombustible que resulta del procesamiento de los residuos de estos cultivos.
Por eso la estudiante Romero propone someter los residuos de la palma de aceite a un pretratamiento para romper la estructura de la lignina, que es la sustancia natural que forma parte de la pared celular de las plantas. De esta manera se liberan la celulosa y la hemicelulosa presentes en la pared celular del residuo.
En el proyecto también participaron los estudiantes de Ingeniería Química de la U.N. Sebastián García, Paula Gutiérrez, Mateo Meneses y Luisa Sánchez, quienes explican que para convertir eficientemente la biomasa lignocelulósica en azúcares es necesario someter la materia prima a procesos de hidrólisis.
Este proceso consiste en descomponer con moléculas de agua las estructuras de la celulosa y la hemicelulosa para obtener cadenas de glucosa.
El siguiente paso es la fermentación, que consiste en convertir los azúcares obtenidos en etanol mediante el uso de levaduras. Para la producción de etanol se utilizan diferentes especies de levaduras, entre las que se destacan Saccharomyces cerevisiae, Kluyveromyces fragilis, Torulaspora y Zymomonas mobilis, que son los microorganismos responsables de la fermentación.
El resultado de este proceso es etanol de segunda generación, que se diferencia del etanol de primera generación porque no tiene un insumo definido, es decir que se puede fabricar a partir de una amplia gama de biomasas. No obstante, se está evaluando si los residuos de palma de aceite son más eficientes en rendimiento y ofrecen mayor rentabilidad.
Disminución de impactos al medioambiente
Hasta ahora el uso de energías no renovables como el petróleo ha generado impactos negativos en el medioambiente, por lo que los biocombustibles serían una buena alternativa para contrarrestar estas afectaciones.
El raquis de palma es un residuo que se acumula en grandes cantidades en las plantaciones sin que se le dé mayor uso, de hecho en muchos lugares estos residuos se queman, lo que provoca una contaminación ambiental que puede ser minimizada si se lo aprovecha en alternativas como la propuesta formulada en este proyecto de estudiantes de la U.N.
“En el futuro Colombia deberá implementar los biocombustibles como principal fuente de energía limpia y renovable, y las grandes extensiones de cultivos de palma de aceite beneficiarán este proceso, ya que de allí resulta la biomasa que se requiere”, finaliza la estudiante Romero.
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La preocupación hacia los nano y microplásticos y su impacto en el medio ambiente y la salud de los organismos vivos ha aumentado considerablemente. Actualmente, no existe una metodología de análisis estandarizada para estudiar la presencia de estos, pero las autoridades ya comienzan a restringirlos. Además, existe un obstáculo clave que impide realizar las pruebas oportunas sobre los micro y nano materiales: la disponibilidad limitada de materiales caracterizados y trazables biológicamente. Por tanto, para poder continuar con esta línea de investigación es necesario disponer de partículas que sirvan de referencia, es decir, que conserven la naturaleza química del material y que tengan el tamaño de partícula adecuado.
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