IA. Foto Pxhere.

Las empresas de Inteligencia Artificial en América Latina vendieron 1.1 millones de dólares en 2017 y se prevé que para este año esta cifra llegue a 1.64 millones de dólares, informó un estudio hace unas semanas.

El informe: “El impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en el emprendimiento en América Latina”, realizado por las empresas Everis y Endeavor, indicó que los sectores en los que más se concentra la actividad de las empresas con alto nivel de especialización en IA en América Latina son la provisión de software y servicios a terceros, cuidado de la salud, medios de comunicación, educación, minería, marketing, movilidad, cadena de suministro y retail.

“La IA es sin duda muy importante para el conjunto de compañías estudiadas, el 65% afirma que este tipo de técnicas forma parte de su core de negocio y la propiedad intelectual que han generado constituye una ventaja competitiva”, señala el documento.

Un total de 240 empresas participaron en este estudio que analizó 70 proyectos de emprendimiento en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú.

“Las compañías que ayudan a impulsar el desarrollo de los principales sectores son motor económico del país y cada día son más conscientes de la importancia del uso de las nuevas tecnologías y los beneficios que ofrecen en productividad. Muestra de ello es el sector financiero, cada vez más receptivo a los avances tecnológicos. En cambio, hay otros sectores, como el manufacturero, que tienen un campo aún muy amplio por desarrollar a través de la Inteligencia Artificial”, explicó Alberto Otero, jefe de Arquitectura Digital e Inteligencia Artificial de América en Everis.

Sin embargo, para que los países de la región aprovechen su potencial disruptivo, los expertos consideran que existen varios retos: la escasez de talento, la falta de financiamiento, la poca divulgación del tema y la limitada disponibilidad de datos públicos.

“Se debe fomentar el talento, pero no solo el relacionado con los científicos de datos, también lingüistas, abogados especializados y filósofos para los problemas éticos”, dijo Otero.

El experto comentó que otro de los problemas a los que se enfrentan los emprendedores de IA es que sus clientes no conocen este tipo de soluciones, lo que genera una cierta desconfianza en cuanto a los productos y servicios que les proponen.

“En América Latina, encontrar fondos con los que financiar su proyecto resulta demasiado complicado, siendo la base contra la que se compara esencialmente Estados Unidos”, indicó Otero.

“El nivel de financiamiento que dan los inversionistas siempre va fundamentado en cuánto vendes más que en la tecnología que tienes detrás. El reto está en la profesionalización y aumento de nivel de los fondos, pero también en que los emprendedores elevemos nuestro nivel”, Juan José Mora, CEO y cofundador de la empresa de investigación de mercados Atlantia Search.

En el caso de México, si bien existen muchos proyectos de Inteligencia Artificial, falta tener un mayor espíritu innovador para querer hacer cosas nuevas, pues Brasil ya no teme innovar, mientras que se necesita impulsar el mercado estadounidense como lo hacen las empresas argentinas, argumentó Otero.

“A veces el sector empresarial es demasiado conservador y en otras geografías se atreven más a asumir ciertos riesgos, a probar cosas nuevas”, agregó.

Para Miguel Font, director general de la empresa desarrolladora de asistentes virtuales Gus Chat, comentó que falta especialización entre los inversionistas y una mayor vinculación entre la academia y el sector privado. 

“Nunca he sentido que un inversionista haya llegado con suficiente conocimiento para entender esta tecnología”, afirmó.

Óscar Franco, director de selección de emprendedores de Endeavor en México, destacó que, a pesar de los desafíos, la aplicación de IA en el emprendimiento ofrece un gran potencial para transformar diferentes sectores, lo que permitiría hacer más eficientes los procesos y optimizar los recursos. 

“Esperamos que el emprendimiento basado en IA siga creciendo como hasta ahora, para ello, será necesario que universidades, compañías, sociedad civil y administraciones públicas sigan impulsando el talento, la innovación, pero sobre todo, mecanismos financieros y legales para facilitar la inversión en este tipo de emprendimiento”, expuso.

El estudio menciona que vivimos actualmente en un momento excepcional de la historia tecnología debido a la conectividad porque cualquier máquina con un mínimo de sofisticación emite datos y que a través de un proceso se convierten en un insumo básico para la toma de decisiones. 

El tráfico de datos en dispositivos móviles ha crecido 18 veces en los últimos cinco años. En 2016, dice el reporte, se sumaron 429 millones de conexiones entre smartphones y dispositivos máquina a máquina (M2M) y se contabilizaron 325 millones de wearables —conocidos como “usables inteligentes”— donde se encuentran los reloj inteligente, las bandas fitness, entre otros.

Los datos son un activo estratégico que puede ser vendido, intercambiado y utilizado para conocer mejor a los clientes o usuarios y por lo mismo las compañías que tienen en su posesión un número importante de datos, poseen ventajas competitivas y se han podido posicionar más rápidamente, como son los casos de Alphabet, Amazon, Apple, Facebook y Microsoft, entre otras, señalaron los expertos. 

Sin embargo, el uso de datos también puede ser problemático si no hay una regulación adecuada. Juan José Mora recordó que el caso de Cambridge Analytica que utilizó datos privados de Facebook para manipular psicológicamente a los votantes en las elecciones de Estados Unidos de 2016, donde Donald Trump resultó electo presidente. 

El caso creció más allá del mundo digital y de la frontera estadounidense, con potenciales implicaciones en Argentina, Brasil, Colombia y México, donde la firma ha operado.

Por lo tanto, la Regulación General de Protección de Datos (RGPD) en vigor desde el 26 de mayo en la Unión Europea, es un buen paso para una mayor seguridad de la información masiva, consideró Alberto Otero. 

Esta nueva regulación obliga a las empresas a estar más atentas a la forma en que manejan los datos de sus clientes debido a que impone severas sanciones por violar los derechos de privacidad de los consumidores. Las multas podrían ser de hasta 20 millones de euros o hasta el 4% de la facturación anual de la compañía.

Pierre-Marc

René Periodista especializado en comercio. Escrito originalmente para Entrepreneur.

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