Los estudiantes Juan José Escobar y Óscar Gutiérrez, del pregrado de Ingeniería Eléctrica de Ingeniería Electrónica de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Manizales, advierten que por lo general los pequeños productores no realizan un proceso térmico, que debe hacerse 5 ó 10 minutos después del ordeño.

“Ellos guardan en cantinas la leche tibia y así se mantiene hasta que llega al centro de distribución, donde la venden. El problema es que después de 15 minutos, este líquido comienza a presentar un aumento exponencial de bacterias como la E. coli, salmonella y listeria, que afectaría la salud de las personas”, precisa el estudiante Gutiérrez.

Por tal razón, conservar la leche fría hace que, por ejemplo, en regiones como Nariño, los pequeños lecheros puedan vender un litro a precios que oscilan entre los 850 y 1.400 pesos, mientras que si la ofrecen tibia el precio alcanza los 750 pesos en centros de distribución como Colanta y Empresas del Valle.

Con este prototipo los estudiantes pretenden solucionar los problemas de precariedad para conservar la leche a bajas temperaturas y que los productores puedan tener más ganancias, teniendo en cuenta que más de un tercio de la leche producida en el país se consume cruda y no cumple con los estándares mínimos de calidad.

Sensor de temperatura

El sistema propuesto está conformado por dos placas peltier, un ventilador y dos disipadores de calor, uno externo y otro interno a la cantina (chocolatera o recipiente de aluminio). También posee un aislador térmico, un convertidor, un microcontrolador arduino (sistema de hardware y software) y un sensor de temperatura.

Para construirlo, los estudiantes tomaron como base las asociaciones industriales de Caldas, que tienen tanques para almacenar entre 3.000 y 4.000 litros de leche. Al respecto, aclaran que en estos se adicionan químicos y gases para enfriar el producto. “En cambio, nuestro sistema utiliza módulos peltier para realizar el enfriamiento de la leche, porque son pequeños, considerados de bajo consumo energético y, además, no generan incomodidades sensoriales como el ruido”, asegura el estudiante Juan José Escobar. En promedio, el prototipo tiene un costo de 100.000 pesos.

Para que el dispositivo funcione es necesario instalar una batería recargable de manera que el sistema sea portátil y se mantenga activo durante más de 30 minutos, explica. “El sistema prende y apaga según las temperaturas captadas por el sensor (se apaga cuando la leche alcanza los 4 grados centígrados y se enciende cuando supera los 10). Además, por medio de una pantalla led, se muestra la temperatura del líquido.

Finalmente, el recipiente es envuelto en thermolón, para que la conservación del frío se prolongue y no ocurran pérdidas con el exterior.

Un sistema exclusivo

El estudiante Escobar explica que en el mercado existen refrigeradores, conservadores de alimentos en el ámbito industria y enfriadores de máquinas y motores. Sin embargo, en Manizales no existe un sistema de enfriamiento de leche portátil con estas placas, destaca.

Para usar el prototipo, el lechero debe encender el producto en cuanto salga de su hogar a la finca de ordeño. El sistema se mantendrá encendido automáticamente hasta que llegue al límite establecido y luego se apagará para mantener la duración de la batería. La leche recién ordeñada (de 3 a 5 minutos) se debe verter en el tanque de refrigeración, antes de ser llevada al distribuidor.

“Al entregar la leche en el centro de acopio, el lechero debe mostrar la temperatura registrada en la pantalla digital para así comercializarla al precio adecuado”, concluye el estudiante Óscar Gutiérrez.