El objetivo de un sistema de empacado de alimentos es prevenir, minimizar o retardar cambios indeseables en su apariencia y características sensoriales, tales como sabor, olor y textura. Los dispositivos en forma de indicadores pueden brindar información de manera directa acerca de la calidad del producto, tal como crecimiento microbiano o cambios químicos en los alimentos. La calidad microbiológica puede determinarse mediante reacciones entre los indicadores incluidos dentro del empaque y los metabolitos producidos durante el crecimiento de los microorganismos.
El uso de estos indicadores dentro o fuera de la cubierta es lo que se conoce como empacado inteligente. En términos más específicos, estos empaques utilizan sensores químicos o biológicos para monitorear la calidad y la seguridad del alimento desde su producción hasta su consumo final.
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