La biodefensa, como se define en Wikipedia, se refiere a medidas locales a corto plazo diseñadas para restaurar la bioseguridad a una colección de personas en un área determinada, que están sujetas a una guerra biológica. Si bien el Departamento de Defensa de EE. UU. Se había centrado originalmente en las aplicaciones de vacunas para combatir los patógenos en el medio ambiente, su alcance se ha ampliado para incluir la protección del agua y los suministros de alimentos.
Para una defensa biológica exitosa debe haber un sistema de vigilancia robusto que pueda detectar rápidamente la presencia de un agente infeccioso que podría haber sido introducido por la naturaleza o por un terrorista. Por ejemplo, si se detecta una bacteria agresiva en un ambiente, el suministro de un antibiótico apropiado podría reducir en gran medida la tasa de morbilidad en la población. Se necesitan sistemas de detección temprana para vigilar el brote, la propagación y las tendencias de una enfermedad, así como para asegurar al público que no se ha producido una epidemia.
La vigilancia de la salud pública ha estado en vigor durante muchos años y es una de las principales responsabilidades del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), que ha creado bases de datos y sistemas informáticos que rastrean y vigilan los brotes de enfermedades emergentes. Los patrones inusuales en los datos, como los grupos o picos, son a menudo indicadores de cambios en el comportamiento que podrían señalar eventos que podrían tener un fuerte impacto en la salud pública si la señal se observa antes de que una enfermedad estalle en la población. Sin embargo, si la señal sólo se generara después de que la enfermedad se haya inculcado en la población, las posibles estrategias de salud pública que podrían haber sido eficaces para combatir la enfermedad ya no serían útiles. Los datos capturados en los primeros años del programa eran los registros de pacientes individuales (retrospectivos) y se utilizaban para el seguimiento de la proyección de la enfermedad a fin de medir la capacidad de los servicios de salud pública para controlar la enfermedad. Lo que se necesitaba era un sistema de alerta temprana que diera tiempo suficiente para instalar estrategias de contención de enfermedades que pudieran convertirse en epidemias. Esto se tradujo en la búsqueda de datos que fueran prospectivos en el sentido de que generaran señales sobre lo que podría suceder en el futuro. La necesidad de un sistema de alerta temprana condujo al desarrollo de la vigilancia de los síndromes, que implicaba la reunión y el análisis de datos sobre las tendencias de la salud antes de que se hubiera identificado un problema de salud y, por lo tanto, antes de que fuera necesario centrarse en una enfermedad específica.
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